martes, 13 de noviembre de 2007

Transantiago aún no llega a la meta

María Gonzáles Fuentes, de 23 años, es discapacitada y desde los cinco años sufre una enfermedad muscular que limita su fuerza en un 50%, desde las caderas hasta los pies. Al ser discapacitada, es difícil para ella desplazarse de un lugar a otro, por el hecho de andar en silla de ruedas. Ella, normalmente, se moviliza en buses de Transantiago o en Metro, pero a éstos aún les faltan herramientas para trasladar a personas discapacitadas. Además, la gente no tiene la voluntad suficiente de ayudar a María en la utilización de estos medios de transporte.
María vivía en el paradero 30 de Santa Rosa, comuna de La Pintana. Hace un mes la Teletón le ofreció hacer un curso de capacitación en Marketing que realiza la empresa Telefónica. Como su casa quedaba demasiado lejos, se fue a vivir donde su hermana, en la calle 5 de Abril con Aeropuerto. Desde que vive en ese lugar, un día normal de ella es más o menos así: a las 8 de la mañana se levanta. Cerca de las 9:30 va en su silla desde 5 de Abril hasta la Teletón -donde acude desde los 5 años-. A las 10 llega a la fundación y cumple con las terapias y los ejercicios que le ha asignado el médico. A las 13 horas termina la jornada en la Teletón, y a las 13:30 ya está tomando cualquiera de las troncales 401 ó 413 para llegar hasta el edificio de la Telefónica. Finalmente, a las seis de la tarde termina su curso de capacitación y se va a su hogar. Para esto, toma el Metro en estación Baquedano y se baja en Ecuador; desde ahí se va en silla de ruedas hasta su hogar. María prefiere movilizarse en silla de ruedas antes de subirse al Metro. Ella, en total, anda una hora al día desplazándose en su silla: media hora en la mañana y media hora más en la noche. Otro de los inconvenientes que sufre es cuando tiene que bajar de las troncales, porque no hay un paradero de estas micros en la Telefónica. Esto complica aún más su situación, porque la obliga a cruzar una calle: “Los choferes deberían tener más consideración con nosotros; nos deberían parar en cualquier parte”, sentencia.
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A continuación María opina acerca de cómo Transantiago influye en su vida diaria.


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Otros discapacitados hablan sobre Transantiago.






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¿Cómo María debe lidiar con Transantiago?



María necesita subir a la micro y para esto requiere de la ayuda de alguien que baje la rampla. Ella depende de la voluntad de terceros, pues ésta es la única manera que tiene para llegar a su destino.



Al terminar el día María estaba sola en el paradero esperando la ayuda que nunca llegó.


Después de un rato María opta por el Metro. Un transeúnte se animó a cruzar la calle y a dejarla cerca de la estación Baquedano.
María debe solicitar por citófono que le abran las puertas del ascensor para ingresar a la estación Baquedano. A veces su espera se extiende hasta diez minutos.
Una vez dentro del metro, María necesita la ayuda de los guardias para trasladarse a la línea 1. Ella vive en la estación Las Rejas, pero ésta no tiene la infraestructura adecuada para discapacitados por lo que debe bajarse en la estación Ecuador, desde donde se traslasda a su casa por sus propios medios.
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Aunque Transantiago cuenta con las herramientas para trasladar a los discapacitados, éstas muchas veces se encuentran defectuosas.



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Después de reportear la historia de María y la situación que viven sus amigos de la Teletón, nos queda claro que Transantiago aún no es capaz de incluir a los discapacitados. Una de las metas que propone este sistema es integrar a todos los santiaguinos, pero esto todavía no ocurre. El Transantiago ni siquiera ha sido capaz de resolver problemas como la falta de buses, la poca frecuencia de los recorridos, la evasión del pasaje, entre otros. Ante esto, pensamos que para Transantiago el tema de los discapacitados queda relegado al segundo plano.
En primer lugar creemos que debería haber un paradero de buses frente a la Teletón. Las micros "enchuladas" sin rampas ni cinturones son una burla para los discapacitados. Sin duda que otra situación que empeora la calidad del viaje de María, y de la gente que está en condiciones similares a la de ella, es la mala voluntad de la gente. En los paraderos las personas se abalanzan sobre la máquina sin preocuparse de bajar la rampa para ayudar a los discapacitados. Pensamos que esto no puede seguir sucediendo, porque existe un porcentaje importante de discapacitados en nuestro país que, bajo un contexto de mal funcionamiento de Transantiago, se ven más perjudicados que el resto de la gente. Si bien es cierto que la idea del sistema actual es incluir a los discapacitados, un hecho que con las micros amarillas era impensable, las herramientas con las que cuenta Transantiago no son suficientes. La integración, creemos, será un proceso lento que habrá de mejorar. Y en el futuro, tal vez, los viajes de María y de tantos otros ya no serán el calvario que resultan ser hoy.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Fichas personales

Nombre: Dominic Bustos Jiménez.
Edad: 18 años.
Ocupación: Estudiante de periodismo.




Nombre: Daniela Astudillo Fouere.
Edad: 18 años.
Ocupación: Estudiante de periodismo.


Nombre: Margarita Ávalos Retamal.
Edad: 21 años.
Ocupación: Estudiante de periodismo.





Nombre: Marcela Jara Martínez.
Edad: 19 años.
Ocupación: Estudiante de periodismo.